RUTA 2
 
Duración: 1 día
Origen: Barcelona
Destino: Monasterio de Sant Pere de Casserres (Pantano de Sau)
Sobre una hora y treinta minutos, si se va directo, sin paradas o equivocaciones.
Sales de Barcelona y tomas la N-152 con destino a Vic. Al llegar a la nueva circunvalación de esta ciudad hay que andarse con cierto ojo si no quieres equivocarte. La señalización para tomar la C-153 de Vic a Olot es muy mala. Hay que tomar la salida que pone: Girona y Vic por la C-25 (Eix Transversal), una vez en ella ya te lo indica. Si te equivocas puedes ir a Manlleu, donde los sábados hay mercado y darte una vuelta. Allí ya te indica la carretera de Olot, ya sea a Santa María de Corcó o a Roda de Ter.
La intención es visitar Sant Pere de Casserres, pero sabemos que a poco más de 30 minutos de coche (despacio) está Tavertet, un lugar de ensueño, con mucha clase y con un paisaje que llama a disfrutar de todos los colores del otoño. A pesar de que nos ha acompañado una niebla muy espesa, hemos podido admirar la belleza del conjunto.
Para llegar a Tavertet hay que desviarse de la C-153 en Santa María del Corcó y allí tomar la B-2507, una carretera estrecha, con buen firme. Sobre el kilómetro 10 hay un mirador que te permite ver toda la garganta montañosa y la inmensa vegetación que la cubre. Sorprende eso si que a lo largo de la carretera, después del Km. 4, en los bordes rompen el paisaje una enormes rocas, sin duda desprendidas de la propia montaña, que lo hace más singular si cabe.
En el Km. 12 llegamos a Tavertet, núcleo urbano de casas construidas en piedra y con un mismo patrón arquitectónico que permite ensalzar todavía más el entorno. Más que bonito, también Beget lo era, este pueblo tiene clase, tiene algo. Su plaza mayor es un detalle.
 
 
Además, en Tavertet nadie se quedará sin comer, está plagado de restaurantes y al fondo subiendo, junto a la iglesia hay una casa de pagés dedicada al turismo rural que invita a pasar un fin de semana.
La iglesia, hemos hablado ya de ella: Consagrada a Sant Cristófol, la primera documentación que se tiene de ella es del Siglo XI. Originariamente era una iglesia de una sola nave con ábside semicircular, pero en los siglos XII y XIII se le alargó esta nave, se le adosó el campanario de fortificado y se apuntaló el ábside.

 Plaza Mayor de Tavertet

 

Fachada de la Iglesia de Tavertet

 

Campanario

 

Ábside

 

 
 
Al proyecto original se le unió a lo largo de estos siglos una nueva nave y una capilla. Observando el campanario, construido sobre la iglesia, podemos ver una ventana en forma de cruz. El ábside tiene una serie de ventanas ciegas y tres de doble columna.
 
Antes de llegar al núcleo urbano, y si tienes la intención de desviarte por una pista, a unos cuatro kilómetros tenemos Sant Miquel de Sorerols, típico edificio del estilo lombardo. Es de una nave única con un abisme semicircular y con un campanario de silleta de dos ojos, con la cubierta hecha de losas.
Volviendo sobre nuestros pasos, regresaremos a Santa María de Corcó y de ahí por la C-153 hasta un kilómetro después de cruzar Roda de Ter, allí muy bien señalizado, te desvías por la BV-5213 camino del Parador de Vic. A tres kilómetros encuentras Tavérnoles, pequeño núcleo urbano, con una casa debajo de la iglesia que representa fielmente la arquitectura y la vida de un agricultor durante siglos, seguramente fue construida al mismo tiempo que la iglesia, en el siglo XI. Merece la pena verla, y si tienes tiempo averiguar sus orígenes.
Pero nos hemos adentrado en Tavérnoles para admirar su iglesia, consagrada a Sant Esteve y que fue documentada allá por el 981, aunque su edificio es del 1070. Representativo de la arquitectura lombarda, tiene una sola nave con abisme semicircular, en la parte superior pueden admirarse una serie de ventanas ciegas como decoración.
 

 Sant Esteve de Tavérnoles

Campanario

 
El  campanario de torre  es de una excepcional belleza. De planta cuadrada y dos piso de altura.
Si todavía disponemos de tiempo, tendremos en cuenta que es otoño y a las cinco y cuarto ya no hay luz solar, podemos visitar Sant Pere de Savassona, una iglesia que forma parte del Castillo de Savassona, casi destruido. La iglesia es de una nave, con abisme y muy cerca una absidiola semicircular. Simétricamente deberíamos encontrar otra absidiola, pero no, la otra capilla es de planta cuadrada. Hasta el lugar hay una pista de difícil acceso con vehículo.
Justo enfrente de este cruce hay otro que nos lleva hasta Sant Feliuet de Savassona, justo encima de un montículo. Construida en el  1035, ha sufrido algunas restauraciones, la última en 1960.  De una sola nave con abisme rectangular, construido aprovechando un edificio anterior. Está situada esta iglesia al lado de tumbar antropomorfas y una cisterna excavada en la roca.
Seguimos la carretera BV-5213 hasta el Parador de Vic, antes hay un mirador desde donde se puede observar el Pantano de Sau, casi seco. Llegados a la fachada del recinto hotelero, a la izquierda hay un desvío hacia Sant Pere de Casserres (una de las joyas del románico catalán), se sube por una pista algo asfaltada, pero con mucho trozo de tierra, aunque muy fácil para cualquier vehículo. A unos cuatro, tal vez cinco o seis kilómetros, llegamos a un local donde además del aparcamiento hay una instalación moderna que incluye cafetería, servicios y tienda de recuerdos. Además se encargan de vender las entradas al Monasterio.
 
Cuenta la leyenda (un audiovisual en el interior se lo explica) que un hijo de los vizcondes de Cardona, a los tres días de nacer habló y anunció su muerte antes de un mes. Su cuerpo debería se depositado en una urna de madera y a lomos de un caballo en libertad. Donde se parara éste, allí debería construirse un monasterio consagrado a San Pedro. Así cuenta la leyenda nació este recinto monacal. Según las épocas fue Abadía y después nada más que Priorat.
Según diversas fuentes el Monasterio fue consagrado en el año 1053, aunque su construcción debió comenzar sobre el 1020. Su historia es la de un nuevo conjunto monacal catalán unido a la abadía benedictina de Cluny. Después de algunos avatares acabó en manos privadas allá por el 1773, aunque después de que en 1931 fuera declarado monumento histórico artístico, se creó un patronato para restaurarlo. Hace poco más de cuatro años que se hizo definitivamente. Desde entonces puede observarse en su interior como era la organización de la comunidad que allí vivió durante siglos. El monasterio se organizó alrededor del claustro, y desde allí parten las diferentes dependencias.

Monasterio de Sant Pere de Casserres

 

Bodega

 

Hospital

 

Ábside y absidiolas

 

Campanario

 

Claustro

 

 
Dormitorio de los monjes, Iglesia, cocina, comedor o escritorio, todo en naves que se comunican con el patio central. Destaca al entra la existencia de una bodega, donde se guardaba no solo el vino, sino también las viandas de los monjes.
La iglesia merece un capítulo aparte. Singularmente más ancha que larga, tiene tres naves separadas por dos pilares en forma de cruz. La central es la más alta. Las tres naves acaban en ábsides semicirculares que tienen todos los elementos decorativos de la época: Ventanas ciegas, frisos con dientes de sierra. Por dentro estaban decorados por pinturas murales al fresco, algunas de las cuales todavía se conservan. El campanario es de torre muy baja, ya que solo tiene dos pisos y seguramente se construyó cuando el conjunto estaba acabado.
 
El claustro se construyó en la segunda mitad del siglo XI y se conservan pocos elementos; el podio, un pilar de ángulo, dos columnas y algunos capiteles que fueron encontrados en algunas excavaciones posteriores. Con los restos se ha podido reconstruir y se sabe que tenía unos porches y una sola hilera de columnas.
 
Fuera del conjunto monástico se encuentra un edificio de planta rectangular que era el hospital.
Realizadas todas las visitas previstas antes de salir, nos queda un rito importante: comer. El lugar es pródigo en restaurantes donde disfrutar de los buenos productos de la comarca de Osona, especialmente la variedad de embutidos de la zona. Según reza la sabiduría el Fussimanya, situado a tres Km. de Tavèrnoles en dirección al Pantano de Sau, parecer el más recomendable. También está Can Colomer, en el mismo pueblo. Seguidores de las recomendaciones de anteriores comensales reservamos en el Fussimanya. Pero los horarios de visita de Sant Pere de Casserres 10,00 a 13,30 y 15,30 a 17,00, impidieron esa posibilidad y debimos refugiarnos en las instalaciones anexas al Monasterio que sirven de tienda de recuerdos, cafetería y restaurante.
El servicio es esmerado y vende muy bien los productos. Tiene un menú de 2.000 pesetas detestable. Comer allí es tirar el dinero. Se recomienda huir lo mas lejos posible del lugar si se quiere comer de verdad. La ignorancia de los viajeros es la única excusa que te haga caer en esa posibilidad.
Por ello no describiré ni el menú, ni otras posibilidades igual de horribles, me temo.
 
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